terça-feira, 30 de novembro de 2010

Os 80 anos do Teatro del Pueblo de Leónidas Barletta (Buenos Aires,ARG)

Leónidas Barletta

El teatro independiente está de fiesta


Los 80 años del Teatro del Pueblo. Mañana se celebrará la vital herencia que ha dejado en la escena local la sala fundada por Leónidas Barletta.

El 30 de noviembre de 1930, Leónidas Barletta puso en marcha, junto con un grupo de amigos artistas, una de las instituciones teatrales más emblemáticas del continente: el Teatro del Pueblo. Una organización que se creó con la finalidad de "realizar experiencias de teatro para salvar al envilecido arte teatral y llevar a las masas al arte general, con el objeto de propender a la elevación espiritual de nuestro pueblo".

El proyecto, que comenzó a desarrollarse en un espacio de la calle Corrientes 465 (que con anterioridad había estado ocupado por una lechería), se convirtió en poco tiempo en un activo centro de producción dramática y, lo más importante, en uno de los ejes por los que comenzó a desarrollarse la actividad teatral, no sólo en Buenos Aires, sino en toda la Argentina: el teatro independiente.

El gobierno de la ciudad de Buenos Aires acaba de declarar, mediante la ley 3475/10, que el 30 de noviembre sea considerado Día del Teatro Independiente. La medida, muy auspiciosa por cierto, tiene también algo de reivindicatorio porque, en 1943, el gobierno municipal le quitó a Barletta un espacio posterior que le había otorgado para desarrollar su trabajo y que estaba ubicado en Corrientes 1530 (donde hoy funciona el San Martín), lo que obligó al creador a, de alguna manera, aislarse en la salita de la avenida Roque Sáenz Peña 943.

Si se tiene en cuenta que el 80 por ciento, aproximadamente, de la actividad teatral en la Argentina está desarrollada por grupos o elencos de teatro independiente (que deben sumar alrededor de 400), a lo largo y ancho del territorio nacional; que de allí salen actores y directores que luego darán forma a las producciones en los teatros comerciales, oficiales, el cine y la televisión; que la gran mayoría de los creadores del teatro comercial u oficial porteño se formaron en sus filas; que las creaciones independientes siguen marcando las nuevas tendencias escénicas; que su participación continua en festivales internacionales de teatro no hacen más que otorgar muy buenas calificaciones al arte teatral del país, no hay dudas de que aquella idea de Leónidas Barletta fue fundamental a la hora del crecimiento de nuestra escena.

Un germen vital

Siguiendo estos pocos (pero muy definitorios) parámetros que destacamos, deberíamos confirmar que, aquel aparente aislamiento de Barletta del que hablábamos, tampoco fue tal. Porque el germen de su proyecto fue tan fuerte que brotó en todas direcciones y en todas encontró nuevas ramificaciones. Y lo sigue haciendo 80 años después.

Como también fue y sigue siendo continuado su ejemplo a la hora de luchar por lograr nuevos espacios y nuevas reivindicaciones para que ese teatro independiente se mantenga vital. A la ley nacional del teatro, 24.800, que creó el Instituto Nacional del Teatro, le siguieron otras leyes, con distintas variantes a la hora de obtener sus presupuestos, en la ciudad de Buenos Aires, en Jujuy, en Tucumán y, últimamente, en la provincia de Buenos Aires.

El gobierno de la ciudad y seis entidades -la Asociación Argentina del Teatro Independiente (Artei), Asociación Argentina de Actores, Asociación Argentina de Investigación y Crítica Teatral (Aincrit), Argentores, Fundación Carlos Somigliana (SOMI), Instituto Nacional del Teatro y Proteatro- se han unido para organizar la celebración del Día del Teatro Independiente, que tendrá lugar mañana, a las 20.30, en el Teatro del Pueblo. En el acto se entregará una distinción honoraria a tres pioneros: Berta Goldenberg, Carlos Gorostiza y Onofre Lovero. También se ofrecerán fragmentos de algunos espectáculos que en la actualidad ocupan la cartelera local.

El sonido de aquella campana que Barletta hacía sonar a la hora de convocar a los espectadores a su sala y que, en 1930, tanto asombraba a los porteños del centro, sigue repicando. Eso, sin dudas, merece un buen homenaje.

Carlos Pacheco. La Nación. 29 de noviembre de 2010.

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