terça-feira, 22 de fevereiro de 2011

La Complicidad de la Inocencia estreia noTeatro Celcit (Buenos Aires, ARG)


centro latinoamericano de creación e investigación teatral


desde 1975 al servicio del teatro argentino y latinoamericano

En una dictadura, el miedo afecta a todos

Entrevista a Patricia Zangaro, Adriana Genta y Carlos Ianni, por

"La complicidad de la inocencia".

Para realizar la obra, las dramaturgas se basaron en un texto de Bertolt Bretch, con la idea de “reflexionar sobre la conducta suicida de la clase media, el hecho de adaptarse a períodos nefastos de nuestra historia”, según el director.

¿Es posible condensar en cinco puntos la dificultad de expresar una verdad en tiempos autoritarios? El dramaturgo, ensayista, poeta y teórico alemán Bertolt Brecht supo resumir su opinión en los cinco apartados de un texto escrito en 1934, que circuló clandestinamente en la Alemania de 1941 y antecedió a Terror y miseria del Tercer Reich, otra exposición de dificultades, enmarcadas en veinticuatro episodios. En esta creación de Brecht, elaborada entre 1935 y 1938 en colaboración con Margarete Steffin, se intercalan episodios trágicos y otros de comicidad bufa, descubriendo verdades y mentiras, complicidades y resistencias. Tomando como referente esta obra que –entre otras del autor alemán– se convirtió en alerta respecto del transformismo ideológico y el real desprecio de los opresores, las autoras Patricia Zangaro y Adriana Genta y el director Carlos Ianni (Donde el viento hace buñuelos, Minetti, Los ojos abiertos de ella) presentan hoy, a las 22.30, un espectáculo que atrapa desde el título: La complicidad de la inocencia.

Aquí no son el terror ni la miseria del período nazi los que gobiernan, sino los miedos y complicidades de un segmento de la sociedad argentina durante la última dictadura militar. En diálogo con Página/12, Zangaro (autora de Pascua rea, Auto de fe... entre bambalinas, A propósito de la duda, Las razones del bosque, entre otras piezas valoradas a nivel internacional) y Genta (La pecadora, Estrella negra y otras, también destacadas) definen a este espectáculo como “rioplatense” –en alusión a la nacionalidad uruguaya de Genta, quien reside desde hace décadas en la Argentina– y subrayan la iniciativa de Carlos Ianni, escenógrafo, vestuarista, iluminador y director de esta obra. La complicidad... se ofrece en la sala del Celcit (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral), institución que Ianni dirige y preside el actor, dramaturgo y director Juan Carlos Gené.

–¿Qué motivó este trabajo, más allá de la referencia a la obra de Brecht?

Carlos Ianni: –Me interesaba reflexionar sobre la conducta suicida de la clase media, el hecho de adaptarse a períodos nefastos de nuestra historia, desde los más lejanos hasta los recientes. Después vino la pregunta sobre la época en que habríamos de detenernos. En las reuniones fueron apareciendo las distintas dictaduras, los años del menemismo... hasta que, finalmente, decidimos instalarnos en la última dictadura militar.

Patricia Zangaro: –Fue un período que cortó de una manera brutal a nuestra historia y arrasó en todos los planos, en el plano económico, político, cultural... Fueron también los años en los que se quiso acabar con nuestra memoria colectiva y personal.

–¿Por eso toman en cuenta lo cotidiano?

C. I.: –En estos últimos años se escribió mucho sobre la dictadura, y no queríamos repetir lo que otros habían hecho. Nos pareció que al escenificar el impacto que este sistema opresor produjo en la gente común, estábamos aportando nuevas miradas.

–¿De ahí el título de la obra y la mención al escrito de Brecht de 1934?

P. Z.: –En ese artículo, “Cinco dificultades para decir la verdad”, Brecht dice, entre otras cuestiones, que si en un sistema de opresión una minoría explota a la mayoría es porque hay una cierta complicidad en la población.

–Y miedo real...

Adriana Genta: –En una dictadura, el miedo afecta a toda la sociedad. La violencia destruye y deja heridas que generan cambios en la conducta. El miedo actúa como represor y favorece la complicidad. Ante estas situaciones que mostramos en la obra, una puede preguntarse sobre las agachadas que se dan en una sociedad herida. Si revisamos nuestra conducta, y la de otros, comprobamos que en épocas dictatoriales el miedo es mayor y más fuerte que el amor y la solidaridad. Brecht lo mostró refiriéndose al Tercer Reich, así como el español José Sanchís Sinisterra lo hizo en Terror y miseria en el primer franquismo, donde están presentes la derrota, la propaganda franquista, el hambre (en el cuadro Plato único), el exilio interior y exterior, y la incidencia de la religión. En La complicidad..., las escenas son las de nuestra historia y las conductas, las que corresponden a la clase media.

–¿Por qué esa insistencia en una clase?

A. G.: –Porque debido a su funcionalidad tiene un gran peso en el conjunto de la sociedad. En nuestra obra esa clasificación es amplia: tomamos comportamientos de la clase media y la clase media baja; sectores dispuestos o sensibles a incorporar el patrón cultural que se le impone, y sobre todo a reproducirlo. Los políticos saben que hay que contar con la clase media para llegar al poder.

P. Z.: –Es la gran protagonista de nuestro tiempo, y la clase que durante la dictadura incorporó conductas que no la favorecían. Aferrada en general a su cotidianidad, se convirtió en cómplice al reproducir los mecanismos de la opresión y del miedo, y adherir al estado de sospecha. Para nosotras, como autoras, la obra de Brecht es un elemento modélico, porque nos ayudó a articular el trabajo.

–¿Influye la conformación en escenas breves que, incluso, pueden ser presentadas por separado?

P. Z.: –Esa estructura nos permitió trabajar juntas y al mismo tiempo no perder autonomía. Después de consensuar los temas, elaboramos seis escenas, tres cada una. Así armamos nuestro rompecabezas.

–¿Qué temas consideraron básicos?

P. Z.: –Los propios de la cultura argentina. El fútbol, por ejemplo. Este fue motivo de indagación en uno de mis episodios. A medida que avanzábamos en el trabajo, recordábamos hechos y situaciones. Por ejemplo, que el 24 de marzo de 1976, mientras se pasaban los comunicados por la red nacional informando que se suspendían espectáculos y programas de tevé, se interrumpió esa transmisión para emitir el partido de los seleccionados de la Argentina y Polonia, que la Argentina ganó. Es tremenda la funcionalidad que tiene el fútbol en nuestra cultura: es una pasión popular que, al mismo tiempo que canaliza un montón de pulsiones, ayuda, como entonces, a negar una realidad siniestra. Otro aspecto que traté fue el alcance de la Operación Claridad, a cargo del entonces ministro de Educación Ricardo Bruera, referida a la censura de libros y la persecución de maestros y profesores. La imagen disparadora fue el libro Cinco dedos, un cuento infantil de autor alemán que se prohibió por considerarlo “de captación ideológica, propia del accionar subversivo”. (Cinco dedos fue publicado en 1977 por Ediciones de la Flor.)

A. G.: –En general, se ha tomado conciencia de las víctimas de la dictadura militar a través de la figura del militante reprimido, pero no tanto de lo que le sucedía a la gente común. En ciudades y pueblos del interior, sobre todo, muchas familias que tuvieron militantes desaparecidos o encarcelados fueron muy discriminadas por sus vecinos. En esto hubo un castigo institucional y otro que provino de la misma sociedad, de los vecinos que demonizaron a los parientes del desaparecido o preso, aun cuando no tuvieran la claridad ideológica para entender qué estaba pasando. Esta discriminación fue vivida con enorme dolor. Me pregunté quién ejecutaba el castigo, y hallé otra realidad. Escribí una historia donde el personaje no sabe cómo ocultarse, y no ya para salvar el pellejo, sino para no ser marginado. En estos casos no es el heroísmo el que está en juego, tampoco el sadismo abierto; todo sucede en sordina, pero se persigue a la víctima hasta el último rincón.

–¿La exposición en capítulos facilitó el cambio de lenguaje?

A. G.: –De lenguaje y de género. El único sello común a todas estas historias es que cada una reproduce mecanismos culturales que permiten sostener la represión.

–¿Partieron de acontecimientos reales, de testimonios?

P. Z.: –Todas las escenas son ficcionales, aunque algunas fueron elaboradas en base a elementos reales. Por ejemplo, sobre un operativo que presencié en el subterráneo. La gente no se espantaba por la violencia del operativo, sino que se indignaba porque con todo ese movimiento llegaba tarde al trabajo.

–A veces la negación es una defensa...

A. G.: –Sí, pero mientras por un lado se negaba la existencia de la represión, por otro aparecía la paranoia.

P. Z.: –Era imposible desconocer qué sucedía. No se podía celebrar ni compartir una charla en la calle, se veía a policías obligando a las personas a ponerse contra la pared y con las manos en alto...

–¿Encuentran necesaria la escritura de esta obra?

C. I.: –Sí, para no olvidar, para rescatar la memoria.

A. G.: –Y dar cuenta de una ceguera que se reproduce tanto como la desconfianza y la mentira con la que tan bien nos siguen engañando.

P. Z.: –Aquel fue un pasado no totalmente superado, y no sólo por las conductas negativas que han quedado naturalizadas, sino porque todavía hay gente que justifica aquel terror.

Hilda Cabrera. Página 12

La complicidad de la inocencia

De Adriana Genta y Patricia Zangaro

Con Julieta Bottino, Carolina Erlich, Teresita Galimany, Juan Lepore, Andrea Magnaghi, Hugo Men, Josefina Recio, María Svartzman

Entrenamiento musical: Osvaldo Aguilar. Asesoramiento escenoplástico: Jorge Ferro. Fotos: Soledad Ianni

Escenografía, vestuario, iluminación y dirección: Carlos Ianni

En la foto: Carolina Erlich

Auspicia Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Abuelas de Plaza de Mayo, SERPAJ-Servicio de Paz y Justicia, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Hermanos de Desaparecidos por la Verdad y la Justicia, Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires, Amnistía Internacional Argentina

Sábados 22.30 hs. Domingos 20 hs.

Entrada: $ 50. Estudiantes y jubilados: $ 30.

Entradas en venta con hasta tres semanas de anticipación

CELCIT. Moreno 431. Teléfono: 4342-1026

Más información: http://www.celcit.org.ar/

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