terça-feira, 5 de outubro de 2010

As companhias argentinas e os espaços teatrais (Buenos Aires)

a atriz Norma Aleandro, sentada, de preto

La escena del sur


Desde Avellaneda a Longchamps Cada vez son más los grupos y compañías que trabajan en zonas del conurbano.

Por Leni González / Clarín

Cuarenta y cinco minutos de colectivo, y hasta menos si la línea Roca lo permite, alcanzan para marcar la diferencia: demasiado lejos para pertenecer, demasiado cerca para evitar contagios, el desafío es hallar la medida justa para afianzar la identidad. Porque ni bien se cruza el Riachuelo, desde Avellaneda hasta Longchamps pasando por Lanús, Banfield, Lomas de Zamora, Témperley, Adrogué y Monte Grande, no sólo hay clubes de fútbol de la A, B y C: también hay teatro.

“Si estuviéramos en Tandil es más fácil. Pero desde acá la convivencia de maestros, alumnos y espectadores es constante y eso genera tensiones entre la irradiación y la resistencia”, dice Gabriel Fernández Chapo, dramaturgo y responsable. junto a la investigadora teatral Patricia Devesa, del Centro de Documentación del Teatro del Conurbano Sur Doc/Sur ( http://www.docsur.com.ar/  ). “No se trata de demonizar los polos centrales de producción cultural a favor de una canonización de la periferia. Pero desde el conurbano se presenta la oportunidad de ser irreverente frente a la cultura homogenea”, explica Devesa.

Si bien los primeros teatros independientes de la zona surgieron a mediados del siglo pasado, fue en éste que la actividad del Docsur comenzó a condensar lo que estaba en el aire mediante la organización del Festival de Artes Escénicas Buenos Aires Gran, la edición de una revista digital ( http://www.160-arteycultura.com.ar/  ) y la publicación del libro Estéticas de la periferia , en el que se recorre la producción de más de una docena de compañías para visibilizar ese “otro” teatro construido lejos de las luces del centro.

No hay una singularidad poética que los distinga como conjunto. Al igual que en el off porteño, las propuestas estéticas son eclécticas, múltiples y coexisten atomizadas. La distinción viene del lado de la experiencia de dramaturgos, actores y directores en el hacer teatro en condiciones precarias. “La diferencia no es formal, sino ideológica porque hay otra relación con el público, la cultura en los municipios funciona de otra manera y son otros los artistas. Porque hay que elegir quedarse”, dice Alfredo Badalamenti, director del teatro Las Nobles Bestias, de Témperley.

Vivir del teatro independiente es difícil y si es en el conurbano, aún más. Las intendencias no prestan ninguna ayuda. “Espero que en algún momento se den cuenta de que hay lugares que se mantienen solitos hace muchos años. Recibimos apoyo del Instituto Nacional del Teatro y esperamos en breve el del reciente Consejo Provincial de Teatros Independientes”, aclara Nelson Valente, del Banfield Teatro Ensamble, sobre el organismo surgido a partir de la ley provincial nº 14.037, dirigido por el actor Lito Cruz. “Es posible profesionalizarse. Quedarse en el conurbano no significa reunirse un ratito por las noches con los amigos a ver qué se hace. Hay que sacarse los complejos, dejar de quejarse y hacer acciones concretas sin esperar legitimaciones. Porque siempre somos periferia de alguien y hay otro, más allá, que es nuestra periferia”, dice Badalamenti.

¿Los seducidos por las luces del centro son vistos como traidores? ( Risas ) ¡Sí!- gritan todos. “Pero que quede claro que a los traidores también los dejamos participar si vuelven”, agrega Fernández Chapo, autor de Manos traslúcidas en fiebre de olvido , que representa actualmente en el capitalino Teatro del Pueblo. “¿Pero sabés qué? –pregunta y responde Badalamenti- Más de un alumno que se fue y volvió después de unos años me dijo: No hay nada allá afuera ”.

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