quinta-feira, 2 de setembro de 2010

El Dibuk, de An-Ski, Teatro San Martin (Buenos Aires, Argentina)

cena de "El Dibuk"
El camino justo


Crítica “El Dibuk (Entre dos mundos)”. Un relato emblemático de la tradición judía, por primera vez en español.

Rafael Granado /  Especial Para Clarín

UN CLASICO DE LA TRADICIÓN JUDÍA QUE LLEGA A LA SALA CASACUBERTA DEL SAN MARTÍN.

El dibuk (Entre dos mundos) Un texto que se interna en el pueblo judío en busca de sus raíces más profundas. Que retrata sus tradiciones, su idiosincrasia. Ambientada la historia en 1890, en la aldea de Brinitz (en lo que hoy es Polonia), su centro narrativo es la frustrada unión sentimental de Leah y Janán a causa del incumplimiento de una promesa del padre de ella, el comerciante Reb Sender. Al enterarse de que la muchacha ha sido arrastrada a un casamiento de conveniencia, Janán muere y su alma en pena se introduce en el cuerpo de Leah, modificando su existencia.

Reconocida como una de las obras emblemáticas de la colectividad que refleja el relato, El dibuk (Entre dos mundos) acaba de subir a un escenario porteño por primera vez en el idioma castellano, adaptada y dirigida por Jacobo Kaufmann, un argentino que en 1972 se radicó en Israel. Reducida, esta versión se afirma en la descripción de las dolorosas vivencias de la pareja central, en la obsesiva postura paterna de asegurarle un bienestar económico a su hija y en la actitud de los rabinos que deben asumir la decisión que resulte más justa frente a ese caso de dramática posesión corporal. Asimismo, los tramos de canciones y danzas, las costumbres y los ritos judíos, le otorgan a la pieza escrita por Shlomoh An-Ski un clima de atractivo colorido que se contrapone a la tensión del eje argumental.

Pero, en medio de sus aciertos, resulta insoslayable el desequilibrio que proviene de una extensión todavía excesiva (descontado el intervalo, la trama cubre alrededor de 140 minutos). El desnivel se nota de manera especial en las secuencias del comienzo, que no agregan nada a la esencia del conflicto y demoran el desarrollo de lo que realmente importa. Aunque muchos de esos momentos exhiban sus propios toques pintorescos, no consiguen encajar en el armado general.

En el elenco, Victoria Almeida (es Leah) transmite con intensidad los pasajes en que es penetrada por el dibuk y modifica su tono de voz como consecuencia de ese acoso espiritual y físico. En cambio, su labor se ve perjudicada porque en otros pasajes apela a una manera de decir que es casi un susurro, y no se entienden totalmente sus palabras. Algo similar ocurre con el trabajo que encarna Mariano Mazzei, quien en su personificación de Janán también cae en frases poco audibles, que se escuchan apenas.

De este modo se deslucen varios instantes clave en cuanto a determinados diálogos poéticos entre Leah y Janán (el haber leído el original de esta adaptación nos permite advertir con mayor nitidez el déficit interpretativo que apuntamos). En lo concerniente a Juan Carlos Puppo (es Sender), Mónica Santibáñez, Miguel Jordán, Omar Fantini y Marcos Woinski componen con absoluta solvencia a sus respectivos personajes.

Más allá de sus altibajos, la correcta puesta de Kaufmann, los vibrantes climas en que el dibuk se niega a salir de las entrañas de Leah, las buenas actuaciones señaladas y las significativas entrelíneas referidas al estilo de vida judío terminan por inclinar la balanza a favor de la obra. No es poco.

FICHA

El dibuk (Entre dos mundos)

Drama. Autor Shlomoh An-Ski VERSION Y PUESTA EN ESCENA Jacobo Kaufmann.

Buena

Um comentário:

  1. asssiti O Dibuk em Buenos Aires e fiquei impressionada com o cenário feito para a peça. os atores são bons e a história interessante, mas imagino que no Brasil poderia tirar alguns risos, pois fiquei com a sensaçao de que alguém diria a qualquer momento: "sai deste corpo que não te pertence"..rss!

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